Tomado de:
Revista Universidad de Medellín
Vol. 40, N° 79, Enero - Junio de 2005.
RAFAEL CAMPO VÁSQUEZ
Esta
fue la pregunta que les hicimos a 952
estudiantes, de los 1240, que
estaban a punto de graduarse, en las 33 carreras que en ese momento otorgaban
títulos profesionales, en la Universidad Javeriana, de Bogotá, Colombia.
Adicionalmente, les pedimos que nos dieran las razones de su elección. En las
líneas que siguen, compartimos con ustedes los resultados de esta investigación,
los cuales nos ayudan a tener una mejor idea, de cómo son y qué hacen los
profesores universitarios considerados por sus estudiantes como excelentes.
Las características que los estudiantes
reconocieron en ellos, se organizaron en: cualidades referidas a su ser, a su
saber y a sus acciones como docentes, como describimos a continuación:
1. Las maneras de
ser del maestro-
- Ser maestro es
ser modelo. Ser maestro significa ante todo ser persona a cabalidad:
"verdaderos maestros, completos, íntegros, consistentes, comprometidos,
que viven lo que predican..." Ello se reflejó de manera muy significativa
en los calificativos que los estudiantes utilizaron para distinguir a sus
maestros como "respetuosos, responsables, honestos, justos,
disciplina-dos, serios...". Sobretodo, la coincidencia entre lo que dicen
los maestros y lo que de hecho viven, es uno de los rasgos más distintivos de
su práctica docente.
- Diversidad de
maneras de ser. Sin embargo, no se trata de tener una sola manera de ser.
Al contrario, lo que los estudiantes expresaron, fue que su 'integralidad' como
maestros se expresa a través de muy variadas personalidades. Entre los maestros
reconocieron los más diversos rasgos de personalidad, por ejemplo, la timidez,
la extroversión, la sencillez, la seguridad de sí mismo, la tranquilidad, la
alegría, la seriedad, la locuacidad y la economía de palabra...
y aunque expresadas de múltiples maneras de
acuerdo con la personalidad y modo de ser de cada maestro, los estudiantes sí
re-conocieron unas cualidades docentes que se destacan en ellos especialmente:
la dedicación, la preocupación por ellos y el humor.
- Exigencia
consigo mismo para exigir en el otro. Este rasgo fue uno de los que con
mayor insistencia valoraron los alumnos al cualificar a sus mejores maestros:
«bastante exigente, buena exigencia, exige muchísimo» y a la vez, lo aceptan
diciendo que «exige porque da». Los estudiantes parecían saber que al maestro
le corresponde cumplir y hacer cumplir unas reglas de juego, para «sacar lo
mejor de ellos» y lo puede hacer porque «da lo mejor de sí», porque «se
entrega, se interesa porque el estudiante aprenda, da su experiencia y sus
conocimientos, cumple siempre...»
- Buen profesional
e investigador. El ser excelente
profesional se refleja en el amor que, el maestro, transmite por la profesión,
en su perspectiva frente a ella, que comunica a los alumnos. Ser ejemplo de
buen profesional es algo que los estudiantes admiraron y tomaron como
ejemplo para su vida futura por «sus aptitudes profesionales, su capacidad
laboral, su amor y orgullo por la profesión, por su éxito laboral…» Y la
practicidad a la que se refirieron seguramente tiene relación con que los
profeso-res no sólo dicen sino que dan muestra de ejercer lo que enseñan. De
ahí que el profesionalismo, los alumnos lo reconocieron en la práctica docente,
en tanto que «aterriza» sus conocimientos a situaciones que ellos consideraron
reales y aplicables a su profesión.
Las relaciones del
maestro con el conocimiento-
-Conocimiento
doblemente apropiado. Si hubo algo
reiterado de manera insisten-te, por los alumnos, fue el "dominio",
"manejo" y "uso" del conocimiento por parte de sus mejores
maestros. No se trata solamente de poseer información, ni de seguir un texto,
ni de tener buena memoria, sino, justamente, del sentido que los maestros le
dan al conocimiento, porque lo han hecho parte de sí mismos. Los estudiantes
des-tacaron "conocimientos profundos, rigurosos y bien fundamentados, que
sean novedosos, actuales, aplicables y relacionados con el entorno..." y
calificaron a sus maestros como "eminencia, duro, experto, versado,
autoridad, sabio..." En otras palabras, sus maestros no sólo conocen las
reglas de juego del conocimiento, sino que las asumen.
- Pensamiento
analítico-sintético-crítico. Las
operaciones mentales que privilegiaron los estudiantes fueron la capacidad
analítica y la crítica. Ellos des-tacaron el pensamiento lógico de sus
maestros, la facultad de hacer distinciones, analogías y síntesis, su
pensamiento profundo, estructurado, con-textualizado y metódico. También,
insistieron en su capacidad reflexiva, cuestiona-dora, que no pasa nada
inadvertido, en permanente relación con la realidad de la profesión, del país,
del mundo.
- Explicaciones con
sentido. Aquí radica uno de los
aspectos más fundamentales de las prácticas docentes de los mejores maestros.
Los estudiantes califica-ron sus explicaciones como ordenadas y claras
dirigidas a ellos para su aprendizaje. Ordenadas en tanto que, les
re-conocieron una organización y que siguen unos parámetros definidos; claras
porque, "se distinguen bien". Son explicaciones comprendidas por los
estudiantes; es decir, a ellos les son significativas, "hacen
sentido". Y para lograr ese orden y claridad, los estudiantes consideraron
que los maestros se expresan bien, y que en muchas ocasiones utilizan variados
recursos. Diríamos que la buena expresión y el uso de medios audiovisuales y
otras ayudas, sólo son valiosos en cuanto que contribuyen efectivamente a las
buenas explicaciones. En este sentido, nos llamó la atención el uso ponderado
que los mejores profesores hacen de aparatos en clase, a no ser en los
laboratorios y talleres.
Las acciones de
enseñanza del maestro
- Variadas puestas
en escena. No existe una sola manera
privilegiada de desarrollar las acciones docentes. Los estudiantes señalaron
una gran diversidad de métodos y procedimientos que los mejores maestros
utilizan. Sin embargo, subrayaron con insistencia, que estos van cambiando, y
que se inventan formas diferentes y creativas. Así también, resaltaron los
modos en que ellos pueden participar en las clases, las múltiples maneras en
que los maestros los involucran en las actividades para su aprendizaje.
Las clases de los mejores maestros son amenas,
participativas, organizadas, novedosas, divertidas, a las que "da gusto
ir". Ellos mantienen el control de la clase, son rigurosos, imprimen
entusiasmo y generan interés y agrado en sus alumnos.
Las normas formales que establecen son mínimas,
principalmente en relación con las actitudes esperadas de los estudiantes y con
procesos operativos para el buen desarrollo del curso. Rara vez existen
problemas disciplinarios. El estado de ánimo de los mejores maestros se
transforma notoriamente al estar en clase, se sienten entusiasmados, felices,
se olvidan de los problemas "de afuera", aprecian muchísimo las
relaciones 'positivas' con los estudiantes y lo que más les desagrada es que no
les presten atención.
- Metodología que
muestra, induce y acompaña. Los
estudiantes manifestaron en sus apreciaciones que la mejor práctica docente
consiste no solo en hacer, sino en hacer-hacer. Podemos clasificar en tres las
acciones que caracterizan a los mejores maestros en este sentido: mostrar con
sus muchas variaciones como explicar, dar, entregar, pro-poner, permitir;
acompañar como apoyar, ayudar, aconsejar... ; e inducir también con muchos
sinónimos que lo enriquecen como generar, motivar, despertar, invitar,
estimular, promover, inspirar...
- Evaluación,
posibilitadora de nuevos aprendizajes.
Si bien es cierto que los estudiantes expresaron que las calificaciones son
poco importantes en sí mismas, las evaluaciones sí las destacaron cuando son
formativas. Los estudiantes las valoraron por «permitir el desarrollo de las
capacidades del alumno, porque hacen pensar, crear y posibilitan seguir aprendiendo».
Y en este mismo sentido juzgaron a sus mejores maestros como objetivos, justos
e imparciales en la aplicación de las reglas, porque «lo que importa es el
proceso, no la nota» y porque "evalúa de acuerdo con lo enseñado».
- Preocupación por
los estudiantes. Que el maestro los
valore y crea en ellos, fue uno de los aspectos más importantes para los
estudiantes: esto significa que el maestro los reconoce, los tiene en cuenta
como personas y se interesa por su aprendizaje. Diremos que el maestro
demuestra una constante preocupación por sus alumnos, por tener en cuenta sus
intereses, porque entiendan, por su ' rendimiento, por su desarrollo personal y
por incentivarlos. Lo anterior, es verdaderamente una
"pre-ocupación"; es decir que, se ocupa anticipadamente de ellos, los
tiene en cuenta res-petándolos en el desarrollo de sus acciones.
- Promoción de la
formación integral en los estudiantes:
Según lo expresaron los estudiantes, a través de estas prácticas docentes de
sus mejores maestros, desarrollan valores, habilidades y aptitudes, amplían sus
horizontes, se cuestionan y reflexionan, profundizan, analizan, se vuelven
críticos, aprenden a expresarse y sobre todo aprenden a aprender... se valoran
a sí mismos y llegan a ser mejores personas; en otras palabras, se forman y
transforman para otros estudios, para el trabajo y para la vida.
Creemos que vale la pena, compartir con ustedes,
esta caracterización de los mejores maestros universitarios, por los siguientes
motivos:
Ante el problema de cómo mejorar la calidad
de la docencia universitaria, estos resultados pueden ayudamos a centrar la
atención, en lo que sí puede hacerse bien, a pesar de todas las dificultades
que tenemos en nuestras universidades, y aleja la discusión de las polémicas
basadas sola-mente en lo anecdótico o en lo normativo - ideal.
Estas apreciaciones sobre qué caracteriza a
un verdadero maestro universitario, fueron hechas por quienes -de acuerdo a su
experiencia- como estudiantes, tienen más autoridad para juzgar quién tuvo en
su proceso de formación profesional esta 'dignidad'.
Así mismo, orientan nuestros esfuerzos por
promover la profesionalización de la docencia universitaria.
Por último, nos da un punto de referencia
para continuar el diálogo en nuestro proceso de constituimos en comunidades
académicas interactuantes.